Llegamos al final del camino.
Entre peregrinos, niebla y polvo.
Entramos en el bar la Galería.
Había piedras y libros y postales y buzos en el techo.
Y el cuadro de un músico tocando la armónica.
Observo el reflejo de las ventanas y la luz y el puerto en
el cuadro.
En un punto se unen cuadro y el mundo reflejado.
Hay un lugar donde te encuentro siempre, amor.
Estoy a solas, en silencio, en cualquier lugar,
una calle, una cafetería, este hospital.
Si alguien me mirase detenidamente en los ojos
vería tu cuerpo reflejado.
Si alguien pudiese ver mi corazón,
te descubriría dentro.
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