Piensa en el largo camino de regreso.
¿Tendríamos que habernos quedado
en casa pensando en este lugar?
¿Dónde estaríamos ahora?

Elizabeth Bishop

lunes, 22 de mayo de 2023

Los lunes de Anay. Retóricas...

"Por estúpido que sea lo que dice el necio, en ocasiones es más que suficiente
para confundir al hombre inteligente."

                                                      NIKOLÁI GÓGOL, Diario de un loco.



EL REY HA MUERTO

"Ya somos libres. Se acabó la opresión.
Desmantelemos el obsceno palacio.
En nuestra tierra no volverá a ver tiranos."

Todo esto dijo y a continuación
se vistió con el manto y la corona,
aún marchados de sangre del rey depuesto.

                                                 JOSÉ EMILIO PACHECO




Feliz lunes.

Un beso,

Anay

lunes, 15 de mayo de 2023

Los lunes de Anay. Inercias...


"Pero yo sigo aquí"
                                    MARISOL HUERTA
                           

HISTORIA DE UN DESORDEN

Las botellas están en la despensa,
la ropa en el armario,
las horas en sus días,
los coches circulando por las calles
con un sentido regular del tráfico,
más precisos que nunca los recuerdos,
cada uno en su año y su ciudad,
las tierras y los mares en los mapas,
la pantera en la selva, la luna en sus poemas,
las ideas, las dudas, las pasiones
hechas a resistir consigo mismas,
por géneros los libros,
los números por orden alfabético
en las agendas del teléfono,
las letras como cifras en los ordenadores,
las dos almohadas en la cama,
las zapatillas simulando espera
con su tranquilidad de buen rebaño...
Que todo esté en su sitio
es el mayor desorden que pueda imaginarse.

                                                                LUIS GARCÍA MONTERO





Feliz lunes.

Un beso,

Anay

lunes, 8 de mayo de 2023

Los lunes de Anay. Ensanche...


En la foto, mi madre acaricia a nuestra gata Maritoñi, acostada en su regazo. Una semana atrás se despidió de mi padre, sedado en la cama de hospital —cincuenta años juntos en las caricias y el beso y las lágrimas de mi madre en la mejilla de mi padre, en las últimas palabras que no podían abarcar el tiempo y el mundo creado entre los dos—. Nos sorprendió la cercanía de nuestra gata, siempre escondida cuando hay visitas en casa, sobre todo si son niños inquietos que quieren atraparla para jugar con ella. Se arrimó a las piernas de mi madre, nuestra gata, y se tumbó en su regazo tras saltar sobre el sofá. Mi madre sonreía y acariciaba a Maritoñi, y en esa sonrisa de labios cerrados y ojos húmedos, en esa mano sobre la cabeza de nuestra gata, la congoja y la añoranza y la vulnerabilidad de mi madre —una sonrisa de luto—. 
Hablo cada día con aita, me dijo una vez mi madre por teléfono, y le cuento cómo estáis —yo, desde hace veinte meses, enciendo una vela al atardecer junto a una foto de mi padre, las postales que me escribió, un puñado de su tierra gallega, y le digo que lo extraño o que todo está bien o que un vecino se ha acordado de sus bromas—. En los últimos años, mi madre ha perdido a sus hermanos y a su marido. Y no puedo llegar a imaginar esa pérdida y tantas ausencias.
De todas las fotos que he tomado en los últimos años, fotos de caminos y bosques y calles de Bilbao y pequeñas escenas cotidianas, ésta en la que mi madre sonríe triste tal vez sea mi favorita. Como aquellos retratos de mi padre en sus últimos meses, veo la niña que fue y la fragilidad del tiempo que ha pasado y sólo pienso en cómo me gustaría cobijarla y contenerla en los pliegues de mi pecho.


Los lunes de Anay. Ensanches…

"desnudo y renovado,
tu joven e indeciso corazón"

                                        ÁLVARO SALVADOR



Tú que entraste en mi vida
como una golondrina en una clase
de latín y desbarataste, luminosa
de risas y no sé, mi sangre sistemática.

Tú que has puesto a mi siempre
la música de fondo de tus inexplicables
pestañas, tus t'estimo, tu olor y tus arrugas.

Tú que te vas tan sola, algunos días,
cada vez más pequeña, más pequeña,
por la lluvia que cae (algunos días)
dentro de mí.
                   Tú que eres
ya más que yo mismo.
                                Tú que tienes
costumbres de cerezo.

                                                 MIGUEL D'ORS





Feliz lunes.

Un beso,

Anay


jueves, 4 de mayo de 2023

las raíces reptantes, el cielo inmediato (iii)

sábado santo


Está de cuclillas junto al parque de juegos. Es mi ahijado, tiene algo más de dos años y busca abuelitos entre las margaritas y la hierba crecida. Rompe el tallo, observa la blancura del abuelito, le da vueltas en su diminuta mano y lo acerca a la boca antes de soplar y reír por el leve vuelo de las cipselas blancas —parece, el gesto, el de un beso de despedida antes del soplido que desgaja sus alas translúcidas en un revoloteo hacia el cielo—. Las cipselas caen a su alrededor como nieve en este día limpio de abril. A veces imito sus movimientos y soy yo quien resopla sobre el abuelito hasta despojarlo de toda blancura, como de niño, y nos reímos, mi ahijado y yo. Me pregunta su madre sobre el apodo de abuelito del diente de león. Le respondo que no lo sé, que de niños llamábamos meacamas a las flores amarillas del diente de león, que sospecho que algo tendrá el parecido de las semillas a una melena canosa. Este instante me recuerda a mi niñez, cuando arrancábamos las hojas de las margaritas para saber si alguien nos quería y los vuelos del diente de león eran nuestros deseos secretos en busca de materializarse.
*
Su hermano mayor se entristece cuando le contamos la muerte de nuestra gata Arenita. Jugaba con ella, la acariciaba, reía ante sus saltos y carreras cuando nos visitaba. Tapa con sus dos manos un diente de león, la cabeza gacha, los ojos entrecerrados, la boca una curva descendente. Le decimos que estaba muy enferma, que sólo sentía dolor, que ya no podía comer o beber. Arranca el abuelito con sus manos, sin soplos ni besos. 
*
Me pregunta, su madre, si me dará tiempo a leer todos mis libros. Está delante de la mitad de mi biblioteca, que desborda las estanterías y crece a través de columnas inciertas que desordeno cuando busco nueva lectura. Me pregunta sobre el tiempo, no si los he leído todos como es lo habitual. Y sé que no. Tardaría diez años en leer todo lo que me rodea —y lo que he dejado en casa de mis padres por falta de espacio— si dejara de comprar libros. Pero es una quimera dejar de pasar tardes en librerías, salir con una nueva lectura que relegará a las antiguas, buscar entre libros de segunda mano señales de otras vidas o libros descatalogados de Bruno Schulz. El tiempo no es un compartimento estanco.
*
Volvemos al parque a media tarde. Los hermanos corren entre toboganes cubiertos, puentes de madera, casetas que son escondrijos barcos piratas trenes. Ahora es e. quien vuelve a su infancia cuando se eleva en los columpios —los pies al cielo, el pelo revuelto, la sonrisa de niña—. No es la primera vez que contemplo a e. columpiarse y reír y sentir la levedad y la libertad y la fiebre de la niñez. Disfruta con los hermanos en los impulsos que le acercan al cielo inmediato. 

lunes, 1 de mayo de 2023

Los lunes de Anay. Auditorías...















"Déjame ser a veces cruda como la tierra"

                                                            CLARA LAIR


Mi corazón, un músculo, te quiere.
Mis manos, sí, te quieren
y todo lo demás también te quiere.
Solo dudo de un pie que tengo raro.

                                                     ANA MARÍA DRACK




Feliz lunes.

Un beso,

Anay