Piensa en el largo camino de regreso.
¿Tendríamos que habernos quedado
en casa pensando en este lugar?
¿Dónde estaríamos ahora?

Elizabeth Bishop

lunes, 20 de junio de 2016

Juan Gelman en Gotán


En la carpeta

Tomé mi amor que asombraba a los astros
y le dije: señor amor,
usted crece de tarde, noche y día,
de costado, hacia abajo, entre las cejas,
sus ruidos no me dejan dormir perdí todo apetito
y ella ni nos saluda, es inútil, inútil.

De modo que tomé a mi amor,
le corté un brazo, un pie, sus adminículos,
hice un mazo de naipes
y ante la palidez de los planetas
me lo jugué una noche lentamente
mientras mi corazón silbaba, el distraído.           



A la pintura

Dénise trabaja en el Musée du Louvre buffet del ler. piso,
entre mesas o ingleses ella conduce su cuerpo con toda decisión,
su culo es más sonoro que los mundos de Rubens
y se parece a la esquina de las palomas de l'Avenue des Champs Elysées.

Todo el día todo el día moviéndose moviéndose
suelta especie de pájaros que revolotean a su alrededor
y la describen en el aire saludando al gran pueblo
antes de regresar dulcemente a su carne.

Dénise trabajaba y nunca había visto a la Gioconda
pero su cuarto en Poissonniére
era un país siempre dispuesto para el amor,
cada noche su oleaje golpeaba las ventanas.

Cuando abrazaba al hombre miraba hacia la puerta
como si la ternura fuese a entrar de repente,
a veces se le volaban pájaros oscuros
como una tristeza después de haber amado.



Condecoraciones

Condecoraron al señor general,
condecoraron al señor almirante,
al brigadier, a mi vecino
el sargento de policía,

y alguna vez condecorarán al poeta
por usar palabras como fuego,
como sol, como esperanza,
entre tanta miseria humana,
tanto dolor
sin ir más lejos.



Una mujer y un hombre

Una mujer y un hombre llevados por la vida,
una mujer y un hombre cara a cara
habitan en la noche, desbordan por sus manos,
se oyen subir libres en la sombra,
sus cabezas descansan en una bella infancia
que ellos crearon juntos, plena de sol, de la luz,
mujer y un hombre atados por sus labios
llenan la noche lenta con toda su memoria,
una mujer y un hombre más bellos en el otro
ocupan su lugar en la tierra.



Habana revisited

Tenía que ser la Habana,
allí te encontré, allí te perdí,
en la Habana levantada por la marea dulce de la Revolución
debajo del amor estabas,
en cada rostro de miliciano o miliciana mirando el mar
     amigo y enemigo
estabas, ausencia mía, dolor de la memoria,
en la alegría liberada de la Habana hallé tus manos inclinándose
pero en Las Villas, en Matanzas,
bajo los campesinos entregados por primera vez a vivir,
bajo la libertad circulando entre ellos como un río invisible y
     advertible,
iba tu voz aún crepitando suave dura, fuego sin apagar.

Así voy aprendiendo mi destino de tenerte en cada uno
     menos en ti,
de recorrerte por miles de rostros reuniéndote
y repartiéndote por miles de manos que me tocan,
fue en la Habana un día abierto como tus ojos,
allí te perdí, allí te encontré,
eres interminable,
el pueblo es dulce, íntimo.
Juan Gelman. Gotán. En Gotán y otras cuestiones (Poesía I 1956.1962). Visor libros.

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