I
dios griego
mi primer mar fue un lavadero de piedra
tenía diez
años
un
verano en el horizonte
y sueños
legendarios
seguía el sendero entre la maleza
mis pisadas eran huellas tenues
de polvo y
tierra
me creía explorador
soldado pionero
apache timonel
buhonero
la oscuridad fuera del camino
prometía
terror y aventura
un encuentro con mundos posibles
las lavanderas callaban al verme llegar
mujeres de ropa negra
y alma
doblegada
y ojos de luto
sus secretos de muertos
vergüenzas venganzas
las lagartijas vagaban por las piedras
del
lavadero
y yo las convertía en monstruos
que vigilaban el abismo
tras el mar
una rama en el agua
se volvía carabela
en busca del confín oculto
el umbral a lo
inexplorado
las mujeres negras
silentes dolientes
agitaban la ropa y el agua
yo chapoteaba a la sombra de sus espíritus
la carabela zozobraba entre las olas
y los marinos
de cicatrices en la cara
rezaban en cubierta
y pedían clemencia
aliento resurrección
los imaginaba de rodillas
sus miradas elevadas hacia mí
un dios todopoderoso de mil caras
que disponía de su destino
naufragio
o salvación
a veces detenía la tormenta
y acercaba los hombres a tierra
una tierra fértil y
misteriosa
a veces hundía la embarcación
y los hombres miraban aterrados
hacia el cielo negro y despiadado
antes de encontrarse con mi rostro
y la muerte
una muerte estéril y
confusa
jugaba a ser dios griego
en aquella infancia lejana
regresaba satisfecho
ya hubiera naufragio o salvación
a mi espalda las mujeres enlutadas
susurraban graznaban
ahí va el hijo de la vergüenza la sombra el mar
II
siete segundos
6
mi último mar se encuentra a mis pies
tengo setenta y
un años
no soy hijo padre
esposo
sino vejez
penumbra recuerdos
soledad ruina
confín
traigo todas mis vidas para desembocarlas
sobre el mar
y ver cómo parten hacia el horizonte
y lo salvan
y
descubren el rostro exacto
de la muerte
y al dios imaginado
en un lavadero
de piedra
no soy tiempo
(sino río)
5
recuerdo el bañador negro de mi madre
su mirada azul que veló
mis
primeras inmersiones
y toda mi
infancia
recuerdo la ingravidez del agua
el mundo
que giraba dentro de una ola
el cielo como suelo
y el mar
un castillo en el aire
recuerdo las sombras negras
el
comienzo del infinito
el horizonte
como mañana
4
recorrí un camino blanco y sinuoso
cruzaba aldeas
abandonas
campos de trigo
puentes de madera
era una promesa y una frontera
(de lo oculto y
lo lejano)
fui explorador
apache buhonero
vagabundo fantasma viento
(la decrepitud de mis huesos
la carga de todas mis vidas)
era un camino de señales y pequeños santuarios
de memoria
celebración y muerte
detrás de mí una casa cerrada
y el frío de los muebles
(mi vida
cerrada y fría)
delante de mí el final de la tierra
y
la promesa de un camino amarillo
3
de aquella primera muerte
recuerdo las
respiraciones
el crujido de los rosarios
las pisadas de las
ratas en el tejado
la muerte estaba en las palabras
y
los lamentos de las plañideras
en el olor viciado de la habitación
y el
movimiento pausado de las velas
las pequeñas llamas se agitaban
y era el
muerto
(mi padre
la
vergüenza la sombra el mar)
quien las movía con sus ojos cerrados
sus
manos cruzadas en el pecho
y la cabeza
vuelta hacia la pared blanca
(como
si no quisiera asistir a nuestros rezos
y
desechara la idea de un última plegaria)
la luz de las velas
era un
lenguaje desconocido
2
sigo la luz del faro en el cielo
rodea los
acantilados
y enciende las primeras estrellas
me pregunto cómo se verá este acantilado
desde
los pesqueros
si naufragio o salvación
el sol desciende sobre el mar
deja una estela amarilla
en su superficie
(el camino
al ultramundo)
1
recuerdo los latidos de su corazón
bajo mi mano
la respiración que extendía y retraía su pecho
su
cuerpo una maquinaria
que daba cuerda al anochecer
(y al movimiento de las estrellas
y
a la luna fuera de la ventana)
recuerdo sus ojos cerrados
la pequeña luz blanca en su cicatriz
la sabía en otro lugar
en otro tiempo
(en un
mar solitario y lejano)
recuerdo verla desaparecer
tras
una sombra amarilla
y sentir la
inquietud
y la necesidad de acariciar su mano
0
enciendo una pequeña hoguera
e ilumino todas
mis vidas
el camino amarillo sobre el mar
me devuelve todas
las muertes
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