Avanzamos entre la niebla.
Dices que es la nada.
Fuera del camino,
los campos
y entre los pliegues de mi cuerpo,
bosques difuminados y una blancura cegadora.
No veíamos el horizonte
(como tampoco sabíamos qué estaba por llegar).
Aquella mañana perdimos las señales
y hubo rabia y cansancio y hambre.
Quería abrazarte y esconderte
Hacer de frontera entre tú
y la nada.
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