Piensa en el largo camino de regreso.
¿Tendríamos que habernos quedado
en casa pensando en este lugar?
¿Dónde estaríamos ahora?

Elizabeth Bishop

lunes, 28 de octubre de 2024

Los lunes de Anay. Lindes...

(Te) escribo junto a nuestro ventanal. Es una tarde lenta y silenciosa. Pasan algunas nubes altas ante la quietud los árboles y la ausencia de gorriones mientras espero la penumbra del atardecer. Podría contemplar este atardecer y ver dispersarse la luz sobre los tejados y las cumbres de los montes hasta el hasta la salida de las estrellas. Lo he hecho en otras épocas, en otros paisajes. Porque hay algo indecible en el extinguirse de la luz.

Este fin de semana tuvimos todo tipo de lluvia. Nuestro sirimiri lento, una lluvia contundente y una lluvia falsa siempre a punto de detenerse. Estaba solo, e. en un viaje con una amiga. En estos días de silencio, sin más ruido que mis gestos cotidianos y los maullidos de maritoñi, leí hasta la penumbra del atardecer sobre las páginas.

Las memorias de Abigail Thomas calan de a poco. Habla de su vida tras el accidente de tráfico que provocó un traumatismo craneoencefálico a su marido y lo despojó del tiempo y de quien era, anclado a una residencia, a temores, iras y alucinaciones. Abigail habla sobre su rutina, el cambio de domicilio, los perros que adopta y que contienen, la culpa y el seguir adelante, el amor en un gesto sencillo y reaprender a ver al hombre que ama. Es un libro delicado.

Ahora me encuentro en la estepa kazaja y el cosmos con Más de un siglo se alarga el día. Llevo casi doscientas páginas y Ediguéi aún está en camino para enterrar a su amigo Qazangap en un viejo cementerio de la estepa. Es en ese viaje a un cementerio donde Chinguiz Aitmátov habla sobre unos personajes solitarios en un paisaje extremo. Voy a lomos de un camello, como Ediguéi, y recorro un lugar mitológico. 

Leer con lluvia de fondo es mi momento predilecto de lectura.


Los lunes de Anay. Lindes…

"Lo sutil
 no puede ser buscado"

                                 MARGARA RUSSOTTO


Es ella. Toca la barandilla del paseo, esquiva las terrazas, señales,
y sale de la hilera de árboles, despacio, sin volverse, su sombra
verde todavía.

                                                           DAVID LOZANO MENA




Feliz lunes.

Un beso,

Anay

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