…Hubo un momento, tras terminar La casa del recuerdo y del olvido, que sentí que había mal-leído mis últimos lecturas. Apenas había conseguido retener algo de los relatos de Gospodínov y Džamonja y sabía que me había perdido algo importante del libro de Filip David. Así que una vez terminé la novela donde David indagaba sobre la partícula divina del mal y los recodos donde se esconde el olvido en la memoria, volví a su inicio. Y en esa segunda vuelta —donde se multiplicaron las frases subrayadas y las hojas dobladas—, las capas ocultas donde dolor y trenes como símbolo de pesadillas y el (sin)sentido de la pérdida. Y en esa segunda vuelta, la impertenencia en los cuentos de Gospodínov y sus cronorrefugios y ese personaje de Gaustín que cambia a cada relato, como Kilgore Trout variaba de una novela a otra. Y ese manicomio de Cartas desde el manicomio de Džamonja que podría ser Sarajevo en guerra y la ausencia de Sarajevo en el exilio, el alcoholismo o la demencial vida norteamericana. Si pudiera, ýb, releería cada uno de mis libros. Ahora, El general del ejército muerto, de Kadaré, me devuelve la prisa por llegar a casa o subir al tren para leer. Ahora, veo la poesía completa de Irazoki y el Diario a los setenta de May Sarton, y los relatos cortos de Dubus, y más Kadaré y revisitar a Rulfo y volver a la Argentina con Soriano y siempre Bobin y la oralidad de Alexiévich, y siento que se me abre un camino homérico.
02.04.2024
Los lunes de Anay. Llanuras…
Sant Jordi 2024
"Oh amores - ciertos falsos,
sed amores y retozad felices
en el vacío que os cedo."
PATRIZIA CAVALLI
Asomamos nuestras miradas al camino del sol sobre el mar.
La tarde se iba, náufraga.
- ¿Qué quieres ser, el agua o la luz?
- Lo que no seas tú, para encontrarnos.
MARÍA CEGARRA
Feliz lunes.
Un beso,
Anay
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