Piensa en el largo camino de regreso.
¿Tendríamos que habernos quedado
en casa pensando en este lugar?
¿Dónde estaríamos ahora?

Elizabeth Bishop

lunes, 11 de diciembre de 2023

Los lunes de Anay. Inapelables...

Anay, con su lunes, me permite recordar una de las lecturas de este año. Hace tiempo que sólo escribo a lápiz en los márgenes de los libros alguna anotación sobre mis lecturas, un par de párrafos como huella y una pequeña concesión a la culpa por mi pereza y silencio. La comunicación entre un libro y yo se desvanece sin tratar de retenerla, quedándose sólo en unas trazos, una emoción, una imagen. Todo lo leído se perderá, con el tiempo, pero mientras leo, en un vagón de tren antes del amanecer, o en las tardes junto a este ventanal triple hasta la oscuridad ahí fuera, siento que soy parte de una conversación —de la que quedarán retazos que se mezclarán entre sí—.

Conecto la escritura de Chivite con los últimos días del otoño y el inicio del invierno, esos días de luz gris menguante, cielos móviles y prados helados —y de silencios y lentitudes entrevistos desde una ventana—. Este verano, como forma de traer un poco de invierno al verano, leí cuatro de las novelas de Chivite. Quería recuperar su escritura introspectiva  y especulativa, como si desenrollara una madeja de hilo. Ferdy el viejo abrió el camino. Una especie de biografía del futuro del propio Chivite, cómo imagina su persona(je) dentro de diez años —una historia tragicómica en la que encontré una luz inesperada, una luz de una primavera súbita y accidental—. Hay un puñado de páginas dobladas y frases subrayadas. Puede que me haya ocultado de los hombres, confiesa el imaginado Chivite futuro. Y también: Uno se hace a sí mismo diciendo no y, luego, uno se deshace a sí mismo diciendo sí. Y aceptando sin peros el lacerante desprendimiento del yo. Y una última reflexión: ¿La verdadera patria es la infancia? Si es así, hay que exiliarse y punto. No queda otro remedio. La vida es exilio, creo: quiero creer. Y luego está el hecho de que todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar. Y no quedar. Lo cual es perfecto. Deplorable y perfecto. Lo contrario sería aún más deplorable; afirma el personaje Chivite. La luz viene dada por esa batalla del viejo Ferdy por ver al otro, por la apertura a un  mundo admirable y triste. Tras Ferdy el viejo vinieron Sebas Yerri (Retrato de un suicida), El invernadero y Cada cuervo en su noche. Escritura narrada por una voz meditabunda. O como se autodefine Ferdy periférico indolente introspectivo

Leed este poema de Chivite. Leed a Chivite. 


Los lunes de Anay. Inapelables…

"bozales para las gentes de mala voluntad"

                                                             TONI MONTESINOS

MELODÍAS ANTIGUAS

Canto solo en la casa vacía
a veces, tan solo para mí,
querida mía. Canto solo,
en voz baja, melodías antiguas,
canciones casi siempre de la infancia
o de mi juventud. No canto
para nadie. Solo canto
por el solo deseo de cantar
y de oír una vez más esas canciones.
Suelo cerrar los ojos en la casa
vacía y a veces, querida mía,
me cubro incluso la cara con las manos
para cantar en voz muy baja
melodías antiguas. Melodías
que sin decir ni querer decir nada
lo dicen todo: todo aquello
que los hijosdeputa de este mundo
han olvidado o jurado destruir

                                         FERNANDO LUIS CHIVITE



Feliz lunes.

Un beso,

Anay

No hay comentarios: