En apenas noventa páginas Emmanuel Bove muestra la
degradación y el envilecimiento de Jean-Antoine About, un hombre que soñó con
alcanzar grandes triunfos personales y sociales y que acabó por convertirse en
un ser huraño y solitario, alguien que buscó la propia humillación, la renuncia
y el abandono al no conseguir la vida soñada y al comprobar que su presencia
era una vergüenza para quienes creía que debían amarle. Lo atroz de Un padre y su hija es ese proceso en el
que About pasa de ser un romántico y soñador inmaduro a un hombre endeble,
frágil y con una violencia soterrada que lo llevarán a la peor de las derrotas.
Bove no necesita una trama rocambolesca ni extensas
ramificaciones para dibujar la caída de About y los diferentes hombres que hay
en él: en la juventud, alguien que busca desmarcarse de la mediocridad que veía
en sus padres y ser dueño de un negocio próspero; en la madurez, tras el
fracaso de sus sueños, la consecución de una vida corriente, una modesta
peluquería, un matrimonio con una joven pueblerina, una hija; en la vejez, la
pérdida absoluta y la soledad en un piso polvoriento y abandonado. La historia
es leve, apenas unas coordenadas de la vida de About, su ascendencia humilde,
sus fracasos tanto en el trabajo como en la relación con su mujer e hija, su auto
castigo final, pero su retrato es profundo y contundente. Bove presenta al
personaje ya anciano y caído en desgracia, su aspecto decrépito y ajado, su
soledad sólo rota por la presencia de la criada, el miedo y desprecio de los
vecinos. Un telegrama de su hija anunciando su llegada iniciará los recuerdos
del hombre, el repaso de su vida, cómo llegó hasta su decadente vejez.
Si hay algo que me desarma de esta historia es la humillación
y la vergüenza que siente About hacia sí y cómo acaba derrotado por esas
emociones. Tras abandonar sus sueños de juventud y ver cómo su vida se dirige
hacia una rutina tranquila tras su matrimonio, About sólo aspira a complacer a
su mujer en sus caprichos ―y
ese querer complacer viene por su sentimiento de fracaso e inferioridad―.
Él ya se había fijado en que su mujer desatendía la casa, pero no se lo reprochaba. Se alegraba de que saliera, que siempre pareciera que tenía prisa, porque tales eran desde su punto de vista las señales en que se conocer a una mujer de la buena sociedad. Incluso la animaba con preguntas: «¿Has ido a la modista esta tarde? ¿Has tomado el té?». Según se iba volviendo su mujer más elegante, menos se atrevía a salir con ella. Sentía en el corazón una dicha amarga al notar que era el dispensador de esa vida alegre y de esa despreocupación. Por algo parecido a una necesidad de humillarse, se las apañaba para vestirse de la forma más modesta que podía, para negarse las mínimas distracciones, para acabar rendido en el trabajo, para que fuera mayor el contraste entre la vida de su mujer y la suya. (…) Quería que le tuviera cariño por su bondad, por su generosidad, por su indulgencia.
Y repite
ese querer complacer con su hija, una vez que su mujer lo abandona. De nuevo los
regalos al otro, la comodidad del otro, la humillación propia, el desengaño y
el fracaso al que le lleva esta
conducta. About es soñador y colérico, dependiente y sensible, violento y autodestructivo,
siempre unos pasos por detrás de quienes ama para no avergonzarlos, un hombre
apartado en la sombra y que busca su caída pensando en una redención final y en
una felicidad que cree será plena por lograr salir de la mayor desgracia.
Un padre y su hija es ver a un hombre dirigiéndose
hacia un abismo. La escritura sencilla de Bove, la levedad de la historia ante
la descripción profunda de un hombre inmaduro al que se odia, se repele y se ama
casi por igual, la sensación de haber asistido a una caída dolorosa y la imposibilidad
de una nueva oportunidad.
Sus nuevas
preocupaciones eran más livianas que antes y lo afectaban menos, hasta tal
punto que le daba la impresión de que, en el momento en que quisiera
reaccionar, se las quitaría de encima. Pero nunca reaccionaba, buscando
inconscientemente que adquiriesen una amplitud con el paso del tiempo, que se
convirtiesen en quebraderos de cabeza de verdad, de los que no sería posible
librarse. Lo mismo le pasaba con las personas nuevas que se le acercaban. No tenían,
como tiempo atrás, aquella apariencia de desempeñar un papel en su vida. Parecían
pertenecer a otro mundo, anchuroso y apacible, donde nadie se quería o se
odiaba. Eran como una cohorte de fantasmas que lo rodeaba. Le daba igual que
desaparecieran por completo o que de repente creciesen en número. También las
casas y las calles cambiaban. Por todas partes había más aire. Por todas partes
se formaba un vacío cuando se acercaba él. Era como cuando volvemos a la ciudad
de la infancia. Incluso las personas a quienes ya conocía de antes y a las que
seguía tratando eran diferentes. Como sucede en ese año de la vida en que
envejecemos de repente, notaba por los detalles nimios que todas habían pasado
por la misma crisis que él y que las rodeaba el mismo aislamiento. Al acercarse
a los 50 años, hacia donde se encaminaba era hacia un mundo nuevo que, igual
que el suyo, estaba en un cerco de soledad. Todo cuanto le había parecido hasta
entonces que lo iba acompañando lo abandonaba. Se notaba de pronto tan débil,
pero ahora sin fe, como en los comienzos de su vida.
Emmanuel Bove. Un padre y su
hija. Traducción de Mª Teresa Gallego Urrutia y Amaya García Gallego. Hermida
editores.
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