Piensa en el largo camino de regreso.
¿Tendríamos que habernos quedado
en casa pensando en este lugar?
¿Dónde estaríamos ahora?

Elizabeth Bishop

lunes, 9 de diciembre de 2024

Los lunes de Anay. Espigas...

Este lunes me ha conmovido especialmente. He visto a mi padre en el poema de Martha Asunción Alonso, en aquella habitación 504 donde murió una tarde de septiembre, su respiración agitada y el brillo de las lámparas en sus ojos semicerrados (parecía, lo sentí entonces, y todavía lo veo ahora, que esa luz reflejada en sus ojos era una porción de vida aún anclada a nosotros). Pensé, y pienso, que con la muerte de mi padre un mundo llegó a su fin y que hace tres años empezó otro donde él es una ausencia tan abrumadora que equivale a la mayor de las presencias. 
Hace una semana mis hermanas y yo volvimos por una tarde a aquel hospital con mi madre. Tenía mareos y una tensión desbocada (a veces sufre de infección de orina y le afecta a la cabeza). El tiempo que estuve con ella en boxes seguí su respiración, la voz pequeña, infantil al intentar hablar, la vulnerabilidad que desprendían sus gestos y su cuerpo. Se quedó dormida unos minutos y la agitación en sus ojos al dormir me hacía preguntarme en qué soñaba, si había vuelto a aquel sueño recurrente donde esperaba a su madre en el puente de su aldea gallega (y su madre no aparecía, y su madre nunca apareció en sus sueños). Mi madre es la única superviviente de su infancia. Mi madre ha visto desaparecer las personas de su mundo.


Los lunes de Anay. Espigas…

"La garganta es un nido
donde se encuba la memoria."

                                                  ROBERTO CONTRERAS


CASTILLA

Íbamos en el coche a Ponferrada,
donde mi abuelo se asfixiaba poco a poco.
Mi padre conducía con los ojos anémicos,
sin mirar el paisaje:
Castilla era su padre y se estaba muriendo.
Yo pensaba en Machado.
Cruzábamos las nubes por la meseta,
horizonte de arcilla,
pinares apretados donde fuimos salvajes y hubo sol.
Las vides retorcidas por el frío.
Los hilos del telégrafo, aquel toro. Íbamos
en el coche al hospital de Ponferrada.
El tiempo era franela, y era adobe.
Silicosis del tiempo.
Yo pensé: Leonor.
¿Qué pensaba mi padre?
Castilla era su padre. Y se acababa.
                                                          MARTHA ASUNCIÓN ALONSO




Feliz lunes.

Un beso,

Anay

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